By Revista N
Verano. Varias galerías exhiben obras de artistas contemporáneos. Hay una muestra de arte argentino en el Museo Castagnino y, en Villa Victoria, una sobre Gardel y otra sobre Victoria Ocampo y el tango.
POR MERCEDES PEREZ BERGLIAFFA
En Mar del Plata la rambla, el puerto y el Lobo Marino –esas dos enormes y emblemáticas figuras realizadas en piedra por José Fioravanti en los años 40– son los custodios de un movimiento artístico intenso que pocos imaginan que existe en la ciudad. Salvo por los museos más conocidos, el resto de los espacios culturales se mueve con tiempos y dinámicas propias, muchas veces de manera subterránea y autogestionada. Entonces, los circuitos y públicos son otros, y las lógicas de funcionamiento también.
Variado e intergeneracional, el mapa del sistema de arte de la ciudad turística más importante del país abarca un espectro amplio: desde galerías que llevan 35 años de existencia –como Casa de Madera, en donde actualmente puede verse la exposiciónDisplacement , de Claudio Roveda–, hasta otras que funcionan de manera temporal en diferentes espacios, como por ejemplo la pared del bar La guagua (el caso de la joven Cocktail, Galería de arte mutante, ahora con una muestra de Ignacio Mendía y Fernanda Laguna). O la exquisita galería Yoshimi en medio del Pasaje Lanfranconi: en exposición, las fotografías en blanco y negro de Daniel Batisttón. Aunque también pueden encontrarse en Yoshimi fanzines de artistas de la zona, ediciones de libros alternativos, CD vintage y objetos únicos. Pegado a esta galería existe un “club de costura” y más allá, la peluquería “Me mataste, loca”: todo es parte de un movimiento alternativo gestado en el Pasaje.
Pero es sabido, en la ciudad también pueden encontrarse museos importantes, con exposiciones y colecciones interesantes. Quizás el de mayor tamaño –y de apertura relativamente reciente, tiene tan sólo dos años–, sea el MAR. Con la escultura permanente de Marta Minujín ubicada en la explanada, el “Lobo Marino de Alfajores” (realizada con 50 mil envoltorios de Havanna), actualmente también pueden verse allí las muestras El museo de los mundos imaginarios, con curaduría de Rodrigo Alonso –aquí no deje de visitar “El silencio de las sirenas”, la hermosa e inquietante obra de Eduardo Basualdo– eIncorporaciones. Museo para armar . Esta última exposición presenta las obras que comienzan a formar, de a poco, la colección permanente del MAR, como “Prueba de tensión” de Luciana Lamothe (una gigantesca estructura móvil de caños y madera, interactiva); o la serie de pinturas “Playing the game” de Cintia Cohen, entre otros trabajos de Mariano Molina, Edgardo Giménez, Diana Aisenberg, Manuel Archain y Sofía Malamute.
Otro museo importante de la ciudad es el Municipal de Bellas Artes Juan Carlos Castagnino. Durante el verano expone Historia de colección. Arte argentino, una muestra organizada en conjunto con la Fundación OSDE, basada en trabajos pertenecientes a la colección del museo. Reunidos bajo un relato curatorial guiado por Florencia Suárez Guerrini, presenta importantes obras de Antonio Berni, Raquel Forner, Benito Quinquela Martín, Eugenio Daneri, Carlos Alonso, Alfredo Gramajo Gutiérrez, Enrique Policastro, Prilidiano Pueyrredón y Horacio Butler, entre muchos otros. La exposición abarca especialmente al arte argentino del siglo XX, y está organizada por núcleos, algunos de ellos son Entre la tradición y el arte nuevo (1865-1930) , expone los primeros intentos de los artistas nacionales de generar una imagen con una identidad moderna y nacional;Academia, maestros y salones (1940-1950 ), que reúne los trabajos de los artistas que representaban los estilos que se enseñaban en las academias y se premiaban en los salones oficiales; La modernidad. Hacia 196 0, núcleo en el que puede verse artistas que intentaron una renovación de lenguaje plástico, especialmente quienes siguieron la vía de la abstracción lírica y sus derivados; Figuras y agrupaciones. Década del 60 selecciona las obras de artistas interesados en la figuración (Grupo Litoral, Grupo Espartaco, Artistas de La Boca, Artistas del Pueblo). La muestra se enmarca dentro del magnífico edificio del museo, la villa de verano que pertenecía a la aristocrática familia Ortiz Basualdo. Creada en 1909 con un proyecto de los arquitectos Luis Dubois y Pablo Pater, sigue el estilo de los castillos de la Loire francesa (aunque una reforma de 1919 varió su estilo hacia el anglonormando). Todo el mobiliario de la casa también es una obra de arte: es art nouveau y fue diseñado por el belga Gustave Serrurier. Son objetos únicos, pensados exclusivamente para esta casa.
En Villa Victoria, el exquisito Centro Cultural Victoria Ocampo, puede verse, además de la exposición permanente sobre la escritora, la muy buena muestra Carlos Gardel. Del hombre al mito . El vestuario del cantor, cartas a su madre, su guitarra, la pelota con la que jugaba de niño y hasta su “estufa de bolsillo”, dan cuenta de características personales no tan conocidas de Gardel. El recorrido por la casa de madera –comprada en Gran Bretaña y traída en barco, en 1912– es un plus. La visita a los magníficos jardines –pensados por la escritora especialmente para leer libros– es una delicia. Como complemento, un nuevo espacio dedicado al arte contemporáneo funciona donde era la casa del personal. Expone una pequeña muestra sobre Victoria Ocampo y su vínculo con el tango.
No muy lejos de Villa Victoria, cerca del puerto, se encuentra uno de los espacios más legendarios para el arte contemporáneo marplatense y nacional: Mundo Dios . Lugar de residencias de artistas, talleres, exposiciones y viviendas de artistas, el lugar –gestionado por los artistas Daniel Basso, Juan José Souto y Marcela Baltar– funciona en el gran edificio en que vivían los constructores franceses e ingleses del puerto de Mar del Plata, y en donde después existió el cabaret “My dary”, propiedad de Pepita la Pistolera. Siempre pasar por Mundodios es asegurarse un encuentro con artistas, críticos y curadores interesantes. Un micro-sistema en sí mismo, totalmente autogestionado.
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