segunda-feira, 15 de outubro de 2012

Juan Doffo dialoga desde la pintura y la por Revista Ñ Ar

Un puente entre la estepa y la pampa Juan Doffo dialoga desde la pintura y la fotografía con el universo poético del cineasta ruso Andrei Tarkovski. La naturaleza da sustancia a la conexión espiritual y estética entre los dos creadores. Por: Marina Oybin Cómo condensar ejes temáticos, estructuras narrativas, climas y ritmos cinematográficos en una imagen fija? ¿Cómo lograr que esas fotos o pinturas no obturen la potencia original de las películas que les dieron impulso? Eso es lo que uno se cuestiona en Cuando Tarkovski plantó un árbol en mi casa, la deslumbrante muestra de Juan Doffo en la galería Rubbers, que reúne pinturas de gran formato y fotografías que van desde 1989 hasta hoy, todas inspiradas en filmes de Andrei Tarkovski.  En sala, una proyección nos sumerge en fragmentos de películas de Tarkovski: al recorrer la muestra es posible viajar de la gélida Infancia de Iván (1962) a la Mechita desértica. O del fuego y el agua de cristal de las performances de Doffo hasta las llamas que queman cuerpos y casas en El espejo (1975) y en la belleza trágica, conmovedora, de Nostalgia (1983) y El sacrificio (1986). ¿Quién se anima a ir más allá de ese espacio que es puro enigma y acaso belleza? Quién se atreve a quebrar esa confortable quietud, nos preguntamos en esa bacanal visual hecha a golpe de detalles que es Stalker (1979). Un submundo con poco artificio donde sólo un chico conserva la huella de su paso por ese espacio enigmático que es “La Zona”. “En el amor y en el arte –dice el artista– siempre jugás con fuego: terminás en la locura o en la maravilla”. “La Zona” de Doffo nos lleva a un cruce infinito de vías del ferrocarril en Mechita, su pueblo natal que creció a la par del tren y con el menemismo quedó detenido en el tiempo. Leia mais em REVISTA Ñ. AR.

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