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domingo, 14 de fevereiro de 2010

Nibaldo Morales, estudiante de pedagogía y músico callejero: “Me hago como cien pajas en un día”


by La Nacion Ar -hoy
POR PAMELA PALMA • ILUSTRACIÓN: MAX BOCK
Hace más de 20 años que toca en las micros. Sus primeros pasos como músico ambulante los hizo cuando terminaba la dictadura y hoy se ha convertido en un artista excéntrico, capaz de hacer de un tubo de PVC o una pajita de plástico, instrumentos musicales.



¿Cuándo empezaste a ser músico callejero?
Hace más de 20 años. Primero me ponía a tocar en el Paseo Ahumada y después empecé a hacer recorridos en las micros. Eran momentos muy duros para los músicos callejeros y me tocó ver lo difícil que era tocar en el centro. Mis colegas tocaban canciones de Los Jaivas o Los Quilapayún, pero existía temor a que los llevaran presos.

¿Te fuiste preso?
Hubo un tiempo en que me llevaron preso prácticamente todos los días. Lo que pasa es que tocábamos música andina y en ese tiempo no era legal. Había todo un tema de persecución con la música folclórica. Te llevaban preso y no conforme con eso, te pegaban y te quitaban tus instrumentos: quenas, zampoñas, charangos. ¡Los hacían mierda en tu propia cara! En ese sentido los pacos con sus bototos eran muy eficientes.

¿Y qué hacían?
Tenía dos caminos: dejar de hacer esta música pa’ evitar meterme en un forro, o seguir. Pero no me gustaban las hueás como estaban y a través de la música podía manifestar mi repudio. Así que mientras más preso los pacos me tomaban, más en la volá me metía. Empecé a hacer música de Víctor Jara, Violeta Parra y Silvio Rodríguez. Todo lo que es música con contenido social.

¿Y los instrumentos?
Ahí uno se las iba ingeniando. Surgieron varias ideas. Algunos colegas fabricaron zampoñas y quenas de PVC, estos tubos de plástico para las cañerías y que su material podía reemplazar, de buen modo, a la caña o el bambú. El PVC era mucho más fácil y barato de conseguir. Al final los pacos te rompían todo igual, pero no te dolía tanto y te podíai hacer otro instrumento a un costo más al alcance del bolsillo.
Ahora tienes otro espectáculo. Tocas con una paja, ¿cómo surge la idea de tocar con una bombilla?
Cuando me puse a estudiar pedagogía básica, porque como en toda carrera educacional tienes una mención, la que más me llamó la atención fue la de Tecnología y Medio ambiente. Y recordé a mis amigos que empezaron a hacer instrumentos con PVC y pensé en hacer instrumentos mediante el reciclaje. Y en eso, descubrí un video de unos locos que hacían música con diferentes cosas y me llamó la atención un tipo que hacía un instrumento con algo parecido a una bombillita. Un día pesqué una pajita, le hice hoyitos, vi que tenía diferentes sonidos y dije”¡Aquí está la papa! ¡Con esta hueá me hago rico!”.

¿Cómo fueron tus primeras pajas?
Las primeras pajas salieron muy malas. ¡Horribles! Después las empecé a mejorar. Me encerraba en mi pieza a practicar hasta hacerla sonar como quería. Y créeme que suena maravillosa. Jajaja. Pero en realidad es un instrumento muy atractivo y a los niños les llama mucho la atención que uno pueda hacer música con una pajita, que yo llamo sorbetófono.

¿Y en qué consiste tu rutina?
Me presento, explico un poco cómo podemos crear mediante el reciclaje distintos recursos sonoros como instrumentos musicales, saco mi zampoña de PVC y la toco. Y saco el siguiente instrumento, que es parecido a una escopeta hechiza. Ahí empiezan las primeras tallas. Pero suena bastante fuerte y que tiene un parecido al oboe. Pero lo más simpático es cuando saco mi instrumento regalón: la paja y la empiezo a tocar. La gente abre su boca, de asombro eso sí, jajaja. Obviamente la pajita es la que más llama la atención.

¿A qué vendría a parecerse su sonido?
Si se trata de una sola paja, se parece al de un saxofón. Pero si yo la junto con otra pajita… O sea, esta hueá es inédita. ¡Dos pajas al hilo! jajaja. Si tocaí dos pajitas a la vez, logái un sonido parecido al de la gaita. ¡Una paja a la escocesa! Y así podís ir alternando.

¿Y qué tipo de música tocas?
Hago música instrumental, ando con un amplificador y un porta CD. Ahí coloco las pistas y toco los instrumentos. Toco Bach, Beethoven; también clásicos del rock, como “Con su blanca palidez” o “Polvo en el Viento”, de Kansas. Mucho Santana. Pero las que más plata dejan son: “Melodías encadenadas” de la película Ghost, “Let my try again”, una versión interpretada por Frank Sinatra y lo que más me piden con la paja es la melodía de “El bueno, el malo y el feo”.

¿Cómo te reciben los pasajeros?
La raja, ha surgido todo un fenómeno con esto de la paja porque es un instrumento que suena muy bien y porque se presta pa’ el hueveo tremendo. De repente ando trabajando y me pongo a hacer música y veo como las cabezas se empiezan a levantar y los comentarios son. “Cacha, hueón, está tocando una paja”. Y empiezan las tallas. A veces las micros van llenas y justo alguien de atrás quiere una pajita y yo pido que por favor la hagan pasar. Y ahí dicen: “Ya poh, chiquillos, hagan correr la paja”, jajaja. Cosas de ese tipo. Los niños y los jóvenes son los más entusiasmados con esta hueá. Cada vez que una persona me regala una moneda, yo le regalo una paja. Y así no se hace tan frívolo este tema de pedir plata.

¿Y cómo se hace una buena paja?
Bueno, al principio tomaba una pajita, marcaba los hoyitos que corresponden a cada nota y los cortaba con tijeras. Pero me di cuenta que era una verdadera paja, jajaja. Era complicado, muy lento. Y como tenía que industrializar esta cuestión, me compré una especie de perforadora que es la misma que usaban los inspectores de tren para marcar el boleto. Entonces, ahora pongo la pajita de lado hago los hoyitos correspondientes a las siete notas. Al principio marcaba donde estaba el hoyito, pero me he hecho tantas pajas que ya sé dónde va realmente la nota aguda. Ahora las hago de memoria.

¿Cuántas te haces a diario?
Me hago como 100 pajas en un día, o más. Lo que pasa es que todo es un cuento de práctica. Al principio me cansaba más que la cresta, sobre todo, se me cansaba la mano, jajaja. Como tengo que apretar el aparatito con el que se hacen los hoyitos. Pero después te vai acostumbrado. Lo hacís hasta por inercia.

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Um comentário:

  1. Acho um trabalho fantástico. São os artistas mais autênticos, aqueles que buscam em qualquer coisa uma função para sua arte. Meu marido é peruano e, certa vez, encontramos numa calçada, um grupo que tocava quenas, zampoñas e outros instrumentos improvisados. Eram peruanos também, tocavam músicas andinas e viviam apresentando-se assim, pelas calçadas, para sobreviverem. Disseram que percorreram quase toda América do Sul, mas foi aqui no Brasil que encontraram mais reconhecimento do seu trabalho e, em Recife, mais tranquilidade com relação à polícia, já que estavam ilegais. Mereciam mais apoio. São pessoas que só querem mostrar sua arte.

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